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La leyenda de Mahaduta
Capítulo 13 :: El Maestro del Dharma fue al rescate y aconsejó al jefe de los bandidos que se arrepintiese de sus ofensas.
—Cálmate —dijo Panthaka—. No pienses en tus camaradas ni en las fechorías que habéis hecho juntos, piensa en tu destino. Ahora bebe un poco de agua, y déjame que te vende las heridas. Tal vez tu vida se pueda salvar.
Mahaduta miró atentamente a Panthaka por primera vez.
—¡Tu eres el monje a quien yo apaleé ayer mismo! Y
ahora vienes a salvarme la vida. Haces que me avergüence.
Bebió un poco más de agua y miró alrededor suyo.
—Y los otros han escapado. ¡Perros desagradecidos! Yo fui quien les enseñé a pelear y ahora se vuelven contra mí.
—Tú les enseñaste a pelear —dijo Panthaka, —y te pagan peleando. Si les hubieses enseñado amabilidad, te hubiesen pagado con amabilidad. Has recibido la cosecha que tú sembraste.
—Lo que dices es verdad. Muchas veces temí que se volverían contra mí... ¡Ay! ¡Ay! —se quejó cuando Panthaka intentó levantarlo por el hombro.
—No creo que puedas salvar mi vida, pero dime, si puedes, cómo me puedo salvar del sufrimiento de los infiernos, que me merezco como pago por una vida llena de maldad. Últimamente he sentido como si mi final estuviese cerca, y la angustia de lo que viene después me pesaba como si llevase una gran piedra oprimiéndome el pecho; a veces casi no podía ni respirar.
—Arrepiéntete sinceramente de tus ofensas y refórmate —Panthaka le dijo—. Arranca de raíz la codicia y el odio de tu corazón y, en su lugar, llénalo de pensamientos de amor hacia todos los seres vivos.
—Pero yo desconozco esos buenos sentimientos —dijo Mahaduta—. Mi vida ha sido una historia llena de maldades, sin nada bueno. ¡Voy a ir directo a los infiernos sin tener la oportunidad de ir por el Camino noble que tú has caminado, Maestro del Dharma!
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