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La Doctrina Búdica de la Tierra Pura
por JEAN ERACLE
PRIMERA PARTE :: INTRODUCCIÓN A LOS «TRES SÛTRA»
Sección IX. Los nombres del Buddha de la Tierra de la Suprema Felicidad
LOS NOMBRES DEL BUDDHA DE LA TIERRA DE LA SUPREMA FELICIDAD
Si la contemplación de cualquier Buddha conduce al conocimiento del Cuerpo de la Ley, cabe preguntarse por qué Amitâbha ha terminado por prevalecer entre los demás, comprendido Sâkyamuni, para convertirse en el centro de una doctrina completa de liberación.
Es a sus nombres a lo que debe este Buddha su favor excepcional.
Posee, en efecto, dos nombres principales, Amitâbha y Amitâyus, ambos contenidos en el nombre resumido sino-japonés Amida.
Amitâbha es la luz sin medida, la «Luz Infinita».
El «Sûtra de Amida» explica este nombre así:
«¿Qué piensas sobre esto, Sâriputra? ¿Por qué razón se le llama Amida a este Buddha?
Sâriputra, la luz de este Buddha brilla sin medida: ilumina sin obstáculo alguno los mundos de los diez puntos del espacio. Por eso se le llama Amida.»
La explicación del «Gran Sûtra» está más desarrollada:
«Por su luz majestuosa y divina, el Buddha de la Vida Infinita es el primero de los Muy Venerados.
La luz de todos los Buddha no se le puede igualar. La luz de este Buddha ilumina cien Tierras de Buddha, o mil Tierras de Buddha.
En verdad, ilumina, en la dirección Este, Tierras de Buddha tan numerosas como las arenas del Ganges. Y lo mismo puede decirse del Sur, del Oeste, del Norte, de los cuatro puntos intermedios, del Zenit y del Nadir.
La luz de este Buddha ilumina un Yojana, o dos, o tres, o cuatro, o cinco Yojana. Al girar, se multiplica y alcanza a iluminar la totalidad de las Tierras de Buddha.
He aquí por qué el Buddha de la Vida Infinita es llamado el Buddha de la Luz sin medida, Buddha de la Luz sin límites, Buddha de la Luz sin obstáculos, Buddha de la Luz sin par, Buddha de la Llama de Majestad, Buddha de la Luz de Pureza, Buddha de la Luz de Alegría, Buddha de la Luz de Sabiduría, Buddha de la Luz Indestructible, Buddha de la Luz Inconcebible, Buddha de la Luz que supera al sol y a la luna.»
El otro nombre de este Buddha, Amitâyus, significa «Vida sin medida», «Vida infinita».
El «Sûtra de Amida» lo comenta así:
«Además, Sâriputra, la duración de la vida de este Buddha y de los seres que allá viven, es de un período cósmico sin límite y sin medida, imposible de calcular. ¡He aquí por qué a este Buddha se le llama Amida!»
La «Luz Infinita» señala el Omniconocimiento de Buddha.
Cuando los Sûtra quieren ilustrar la profunda sabiduría de los Buddha, los muestran despidiendo rayos de diversos puntos de sus cuerpos y estos rayos se expanden en las direcciones del espacio, revelando innumerables Tierras de Buddha.
La Luz está particularmente puesta en relación con la Bodhi, el Despertar, término traducido a menudo como «Iluminación», lo que subraya el lado luminoso de la gran experiencia de los Buddha. La luz es, pues, la cualidad que mejor traduce la esencia de Buddha, es decir, el llamado «Cuerpo de la Ley».
El bellísimo «Sûtra de la Guirnalda de Flores» (Ayatamsaka-Sûtra; sino-jap.: Ke-gon-Kyô), que describe las maravillosas cualidades del Cuerpo de la Ley tal como se manifiestan en Sâkyamuni durante la noche de la Bodhi, contiene pasajes completamente significativos:
«Cuando el Único Venerado del Mundo alcanzó la Iluminación en el bosque de Uruvilva, en el país de Magadha, los árboles con sus troncos, ramas y hojas fueron transformados por su virtud milagrosa y se convirtieron en siete joyas preciosas que brillaban con vivo reflejo. Desde su asiento de león, una luz irradió sobre las diez regiones del universo iluminándolo por completo, como una inmensa nube de oro.»
«La luz de Buddha no conoce límite, Ilumina todos los mundos en las diez direcciones.»
«El Tathâgata, en su luz,
Ilumina todos los mundos.
Su mirada pura que todo lo conoce,
Penetra en todas partes, profunda y lejanamente.»
Vemos ahora surgir la razón por la cual Amitâbha prevaleció poco a poco sobre todos los Buddha: su nombre «Luz Infinita» designa de una manera particularmente adecuada la extraordinaria riqueza del Cuerpo de la Ley.
Un razonamiento parecido, fundado en el sentido del nombre Amitâyus, nos conduce a una conclusión análoga.
«Vida Infinita» no significa «Eternidad», sino «vida que el Buddha prolonga indefinidamente» con el fin de salvar a todos los seres. Lo cual significa que, en lugar de desaparecer definitivamente en la Paz del Nirvâna completo, continúa apareciéndose entre los seres para educarlos. La «vida infinita» evocada por el nombre Amitâyus aparece, por tanto, como la expresión de la Gran Compasión de Buddha.
El texto más significativo a este respecto es el capítulo de la «Duración de la Vida del Tathâgata» en el «Sûtra del Loto de la Ley Maravillosa», obra que es como la suma del Gran Vehículo. En este capítulo, Sâkyamuni anuncia haber llegado a Buddha desde hace un tiempo incalculable y que la duración de su vida carece de límites. Para favorecer la maduración de los seres, tan pronto se muestra a ellos como desaparece, testigo del Nirvâna:
«El Tathâgata, perfectamente despierto desde hace mucho tiempo, posee una existencia de duración sin límites, que se mantiene siempre. Para beneficio de quienes debe educar, el Tathâgata anuncia su Nirvâna, aunque no haya entrado en él. E incluso ahora, oh jóvenes de buena familia, no he cumplido por completo mis antiguos deberes de Bodhisattva (= la resolución de salvar a todos los seres) y la medida de mi vida no está llena.»
De hecho, lo que Sâkyamuni anuncia en este capítulo del «Sûtra del loto» es el carácter intemporal del Cuerpo de la Ley. Este es la esencia misma de Buddha como ideal supremo, más allá de toda dualidad y, por tanto, más allá del tiempo. Pero, por otro lado, cada vez que un ser humano despierta y se convierte en Buddha, puede decirse que lo que se manifiesta en él es el Cuerpo de la Ley.
El siguiente capítulo del mismo Sûtra contiene una estancia de gran importancia. Hablando de aquellos que, tras escuchar su enseñanza, expresan la voluntad de llegar a Buddha, Sâkyamuni les pone estas palabras en los labios:
«¡Ojalá pueda yo también, en el porvenir, venerado por todos los seres y sentado en el seno de la íntima esencia del estado de Bodhi, enseñar igualmente que mi existencia tiene una duración semejante!»
El Buddha de la Vida Infinita, que reside en la Tierra de la Suprema Felicidad, no es diferente, si se reflexiona, de este Tathâgata que aparece en el «Sûtra del loto» dotado de una vida sin medida. Por consiguiente, lo que hemos concluido acerca del nombre Amitâbha es igualmente válido para el nombre Amitâyus. Lo que aseguró a este Buddha su extraordinario prestigio es que está, más que ningún otro, particularmente capacitado para simbolizar, en el corazón del hombre, el altísimo ideal de la Budidad.
Hemos visto que el «Sûtra de la Contemplación» pone en relación al Buddha de la Vida Infinita con el «Cuerpo de todos los Buddha Tathâgata». El «Gran Sûtra», en cierta manera, es mucho más explícito.
En el comienzo del Sûtra, Sâkyamuni reside en el Pico de los Buitres, cerca de Râjagriha, con multitud de discípulos y Bodhisattva. En un momento dado, aparece transfigurado ante la asamblea. Ananda, su discípulo más querido, reacciona de esta forma:
«El Venerable Ananda, percibiendo la divina intención de Buddha, se levantó de su asiento, descubrió su hombro derecho, se arrodilló respetuosamente, juntó sus manos y, tomando la palabra, dijo a Buddha:
“Hoy, todos los sentidos del Venerado del Mundo están radiantes de felicidad y su belleza es perfectamente pura. Sublime es su rostro de luz. Como el destello de un espejo puro, su presencia todo lo penetra por fuera y por dentro. La majestad de su aspecto resplandece hasta el punto de superar a la luz del sol. Jamás se había visto nada tan maravilloso hasta ahora.”
Sí, Gran Sabio, este es el pensamiento de mi corazón:
¡Hoy, el Venerado del Mundo reside en la Ley Única y Maravillosa!
¡Hoy, el Héroe del Mundo reside en el Asiento de Buddha!
¡Hoy, el Ojo del Mundo reside en la Vía más sublime!
¡Hoy, el Honrado de los Dioses transmite la Cualidad de Tathâgata!Los Buddha del pasado, del presente y del porvenir se contemplan unos a otros: ¿Puede ser que Buddha no vea ahora a todos los Buddha? Si no, ¿cómo es que su naturaleza íntima sea tan majestuosa y brille con tal claridad?»
A modo de respuesta, Sâkyamuni anuncia que va a comunicar al mundo la verdadera felicidad y revela la existencia del misterioso Buddha Amitâbha.
Éste aparece entonces como la representación simbólica de la «Cualidad de Tathâgata», es decir, del Cuerpo de la Ley, esencia de la Budidad. Y en el interior de esta esencia, la «Ley Única y Maravillosa», el «Asiento de Buddha», la «Vía más sublime», es donde Sâkyamuni contempla el rostro de todos los Buddha del pasado, del presente y del porvenir.
En sentido inverso, se asiste en los Sûtra de la Tierra Pura a la universal predicación del Nombre de Amitâbha: en todos los puntos del espacio, innumerables Buddha revelan el Nombre de este Buddha y alaban sus virtudes inconcebibles. Entre otros textos, he aquí un pasaje del «Gran Sûtra»:
«Todos los Buddha Tathâgata, tan numerosos como las arenas del Ganges en las diez direcciones, alaban al unísono los divinos poderes y las virtudes inconcebibles del Buddha de la Vida Infinita. Todos los seres vivos que oyen su Nombre, creen en él y con ello experimentan felicidad, y alcanzan entonces la unidad de pensamiento. Con un corazón sincero, empiezan a anhelar el renacimiento en esa Tierra y consiguen ir allí a renacer en el estado del que ya no se vuelve atrás.»
Los Maestros de la Tierra Pura no se han equivocado en eso. Para ellos, Amitâbha es el propio Cuerpo de la Ley en tanto en cuanto se ha vuelto accesible al corazón del hombre mediante símbolos.
T’an Luan (476-542) expresa esta idea mediante una sabia distinción. Distingue, en efecto, entre «Cuerpo de la Ley de la Naturaleza de la Ley» (Hosshô Hosshin) y el «Cuerpo de la Ley de los Medios hábiles» (Hôben-Hosshin). El primero designa la esencia misma de la Budidad conocida sólo por los Buddha perfectamente realizados, inaccesible a los seres ordinarios. El segundo, señala esa misma esencia pero revelada por los Buddha con una forma, un Medio hábil, que la vuelve accesible a los seres ordinarios. Amitâbha, con su historia, sus virtudes, sus votos, es ese Medio hábil. Por eso, según los Maestros de la Tierra Pura, pensar en Amitâbha es contemplar la «Cualidad de Tathâgata», el Cuerpo de la Ley, la Esencia de la Budidad.